Manifiesto Primero: Sobre la naturaleza y pervivencia de mis obras


Dicen muchos hombres de letras que el autor está separado de su obra, que el autor al terminar de escribir la última letra de su texto se desata irreparablemente del mismo. El punto final de su obra implica su huerfandad total y completa. ¿Qué más prueba necesitan que sostener una copia cualquier obra literaria? Sosténganlo y vean como el libro está separado de su autor. Yo mismo he reconocido esto al momento de llevar acabo mi proceso literario. Escribo, lo que sea que escriba, con la mente clara y totalmente concentrada en lo que busco expresar. Voy lijando la madera, y hago girar el torno para poder darle una forma precisa; que al final mi verso exprese lo que solamente yo he querido expresar. Al paso de los días, meses, años, sigo recordando el sentido primigeneo del verso, del poema. Pero a veces no es así. En veces olvido el porqué había escrito dicho verso, qué significaba tal metáfora o, releyéndome, me brindo una nueva interpretación que conecta perfectamente todos los puntos que toco con mi razonado verso.

Sí, es verdad, el escrito se separa del autor cuando este termina de escribirlo. Pero no, conmigo eso se revierte. He sangrado mentalmente para desgranar mi lengua, en busca de la palabra perfecta; he ajustado las imágenes, hilándolas en el fino hilo racional de la metáfora, como el sedoso cabello femenino enredado entre los dedos; he ido y venido a la mesa, al papel y a mi cabeza, definiendo el qué quiero decir y el cómo voy a lograrlo. Que olvide unos cuantos poemas no significa nada. Mi obra es mi obra y nada más. La sangre que he vertido en ella, como aquel que en las lindes de la empresa se levanta magullado pero victoioso, es mía, y me une atavicamente a cada copia, a cada lengua que recita mis versos. Soy lo que he escrito y lo que he escrito, eso soy.

Mis escritos son mis escritos, yo he decidido introducir valores y constantes sempiternas, intocables por manos externas a las mías. Podemos jugar el juego de las interpretaciones, podemos decir mil y una cosas de lo que he escrito; rebuscar en las conexiones aludiendo a todo y a la vez a nada. Pero lo que no se puede hacer es trastocarla. Mi obra está cerrada categorilmente. Lo que está dentro es lo que está y nada más. Sólo yo puedo manejarla con mis manos, modificarla y reconstruirla, porque yo soy el único autor de mis obras. Las manos ajenas que están rendidas a las estupideces contemporaneas, aquellas manos que sólo sirven para masturbar los pútridos idearios próximos a caducar jamás podrán ni siquiera sentir el éter que rodea la tinta que graba mi sangre; Así como el diablo arde en el marmol de la Iglesia, asímanos que moldean mentiras arden con la verdad latente en mis obras.

Hagan lo que hagan, digan lo que digan, compren o vendan, bailen o lloren, mis obras están cerradas y sólo yo tengla llave de las puertas; sólo yo conozco a donde van. A mis obras les abro las puertas a todos, pero quien busque trastocarlas, sumiso a las estúpidas ideologías que el crea verdadaser, a ese le cierro las puertas. Mis obras están cerradas a lo inscrito en ellas, no a lo que una agenda les quiera cascar en sus adentros. Yo terminaré mis obras con ideas fijas, claras, concisas, y sobre todo, razonadas. Espero que todo aquel que las lea las disfrute al igual (o más) que yo lo hice al escribirlas, peron adie puede modificar ni siquiera una coma, ni siquiera un valor de ellas, sóloa sí me aseguro de que mis intenciones no serán corrompidas, mucho menos prostituidas.

Asesinas, ignorante de las bases.

Desconcoes lo que forma heroes

Porque eres perra del pútrido ideal de esta poca

Conmigo se rompe ese ciclo;

Soy Templo Inmarcesible del valor del mundo.

A Miércoles 13 de Octubre de 2021


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